Dentro de la confusión que reinó en nuestro país luego que los líderes del movimiento estudiantil decidieran asumir cargos políticos, hubo una seguidilla de comentarios desafortunados que comenzaron a sedimentarse en la sociedad chilena, sobre todo en lo que respecta a la supuesta "traición" que aquellos valientes combatientes enrostraron a sus correligionarios. Los dardos más duros los recibió la niña rebelde del partido comunista chileno Camila Vallejos debido a una radicalización, casi devota, de su discurso reaccionario por parte de la comunidad fiel a cada una de sus demandas. Camila no murió por la causa y eso, en tiempos de imágenes martirizadoras es imperdonable.