jueves, 11 de marzo de 2010

De terremotos y otros demonios...

Nuestro Oficio...o lo que parece


Víctor Díaz. Un héroe de la cordura.

Difícil es referirse al fenómeno comunicacional que bombardeó nuestros hogares luego del terremoto que se dejó sentir este 27 de febrero en nuestro país y su extraña relación con el actual cambio de mando.
Más difícil aún es no empatizar con la tele-caridad, con esa misericordia tipo búmeran que permuta impuestos por sobre donaciones. Algo así como cambiar plata por plata, pero además ser investido de la categoría de héroe mediático.




Complejo se hace entender el concepto de Tsunami, ampliamente utilizado por la prensa nacional, cuando la mayoría de la población golpeada por el fenómeno reacciona adecuadamente ante la rimbombante pero eficaz palabra maremoto.

Es tan poco adecuado recordar que un héroe anónimo no tiene identidad ergo es anónimo, sin nombre. Luego de que cada extra informativo nos hablaba de algún compatriota con nombre y apellido que se destacaba en las faenas de ayuda. Si se llama Víctor Díaz no es anónimo, es Víctor Díaz el héroe.

Morboso resulta el desfile de personajes del jet-set criollo 'despachando desde el lugar de los hechos' o mejor aún 'entregando una mano solidaria' o 'un granito de arena' contando con dificultad y apenas lo que sucede. La labor de comunicar, sobre todo en estos casos, debe ser de exclusiva responsabilidad de quienes están preparados para ello, de lo contrario se transforma en una telenovela irresponsable. Es necesario reivindicar la labor de las comunicaciones por sobre el travestismo televisivo.

Unas cuantas asociaciones libres algo jocosas.

1. Los saqueos no se hicieron esperar. Y no estoy hablando del cambio político -todavía no es el caso- sino de lo poco decente de algunos conciudadanos que optaron por enriquecerse mientras que a otros les llovía sobre mojado. Así como el instinto de conservación, el instinto de oportunidad es maravillosamente fuerte.
2. La naturaleza se hace presente en pleno rito presidencial de traspaso de poder y nos recuerda lo verdaderamente importante: El miedo es el que termina con los grandes pueblos. No me refiero al nuevo mando presidencial. Aún.
3. A 12 días del terremoto y en pleno cambio de mando no hemos aprendido mucho. Sigue existiendo pánico en las evacuaciones. De ninguna manera, por favor, me refiero a los ministros salientes. Ni al desprendimiento de ciertos privilegios. Sencillamente arrancamos sin orientación aparente.

Epílogo formal

Difícil escribir entre réplicas sin caer en el realismo mágico. Pero las cosas suceden mientras las imaginamos. Más aún, cuando las nombramos. El pánico aparece en la medida que la palabra no puede hacerse responsable de la verdad. La imágen de Víctor Díaz, el niño de 9 años que relató con una madurez y cordura infinita el desastre en Iloca es un ejemplo en lo que a informar se refiere. Tranquilidad, moderación y cariño.

http://www.latercera.com/contenido/680_232918_9.shtml

Propongo los siguientes vocablos para volver a levantarse: Pensar, construir, solidarizar.
¿Podremos imaginar algo mejor ahora?
Un niño en un desvastado balneario ya lo hizo.

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