martes, 16 de agosto de 2011

ANALFABETIZA Y VENCERÁS


No invertir en educación es la política clásica de los estados inmaduros, de las democracias irresolutas, de las políticas obsoletas y timoratas.
Reflexión necesaria, nunca tardía, sobre el conflicto educacional.

Cuando los estallidos sociales llaman a la reflexión pausada, informada y crítica, ya sea por su urgencia o por lo impensado de su desarrollo, extraño la poca capacidad de quienes son los llamados a informar sobre el problema –me incluyo- para advertir la idea central que subyace a dicho conflicto. El problema de la educación no es más que el resultado evidente del vértigo profundo que embarga a los gobiernos cuando se enfrentan con una población educada o más que eso, informada.


Fácil es gobernar sobre premisas tan radicales como el miedo, la pereza y la ignorancia. Los pueblos sin capacidad reflexiva están condenados a vagar en un constante derrotero de indiferencia, incredulidad y poca voluntad, y bajo este predicamento, es fácil perder la actitud cívica y ceder espacios a los abusos de poder y otras formas de gobierno, todas nefastas.

El Miedo

No existe emoción más radical, desde lo fisiológico a lo sicológico, que pueda acabar con las certezas de una persona en los momentos en que estas ideas, que configuran su ser, son llamadas a rendir examen. El miedo es aquello que congela el raciocinio, debilita la voluntad y termina con la esperanza. Desde la dictadura militar y de manera impensada, nuestra sociedad convive día a día con el miedo, en todas sus formas.
El movimiento estudiantil, aquel que exige una de las garantías básicas de toda sociedad, ve mermada gran capacidad de reacción ante el miedo a las represalias que se resuelvan para quienes no depongan las movilizaciones. Perder el año académico es el fantasma que se cierne ante los jóvenes que hoy no han vuelto a sus clases y que ha motivado sistemáticamente a que muchos de ellos acepten medidas alternativas patrocinadas por el gobierno -y sin efectividad probada- para terminar el año escolar en recintos municipales o rindiendo exámenes libres. El muy mentado ‘divide y vencerás’ nunca falla.
Pero eso es sólo el inicio. El miedo de los padres y apoderados a seguir pagando una colegiatura, ya sea secundaria o universitaria, sin tener la garantía de que el ‘servicio’ se brinde en conformidad, es más peligroso aún. Muchos tutores ven con horror el posible desenlace del conflicto (las movilizaciones ya superan los 2 meses de paralización de clases) que traería como consecuencia necesaria la finalización anticipada del año académico y muy probablemente la cancelación del año en curso.
Para el Estado ya se ha hecho más que habitual tener que evaluar la subvención de algunos establecimientos educacionales de dependencia municipal por la baja en las matrículas. La gente opta por inscribir a sus hijos en colegios pagos para no tener que lidiar con escases de recursos y huelgas habituales. El miedo esta vez confabula en contra de las ideas de cambio ya que por un lado se exige educación equitativa y de calidad y por otro, casi en una contradicción, la gente prefiere pagar para así estar en ‘mejores’ condiciones que quienes no tienen la capacidad para hacerlo.

La Pereza

No está precisamente ligada con la participación activa o pasiva en las movilizaciones, sino más bien en la capacidad de leer de manera crítica las expresiones sociales que se ciernen sobre nuestro país y el mundo. Es fácil descuidar el tema si nuestros hijos asisten a educación de calidad y pagada. Mientras los establecimientos más debilitados siguen en paro y con eso, de una u otra forma, perjudican sus competencias académicas, los particulares, siguen en el ‘perfecto’ camino del mercado, cumpliendo con casi el 100% de los objetivos del plan académico y generando una brecha aún mayor entre quienes pueden pagar y quienes no.
La sociedad, sobre todo aquellos que ya no educan ni se educan, muestra día tras día cierta abulia respecto a la situación. Al parecer, informarse sobre el tema, es un tiempo perdido para quienes las prioridades no son para nada sociales ni menos cívicas.

La Ignorancia

De la pereza deviene la más perversa de las faltas a la razón: La ignorancia.
La cobertura parcial hecha por los medios de comunicación, esa que amplifica los destrozos y el vandalismo en las marchas y no las peticiones sustentadas por los estudiantes, genera lecturas poco acertadas en el sentir común de la población. La mayor parte de las personas –dirigentes del movimiento incluidos- desconocen los alcances de una reforma constitucional, lo que se busca con establecer el fin del lucro en la educación y los imperativo de llevar a la praxis las ideas de equidad y calidad. Muchos creen que ya es tiempo de volver a clases, que todo es sólo irresponsabilidad y aprovechamiento, que ya no hay más posibilidad de negociación y que el gobierno ha hecho lo suficiente por reanudar el diálogo.
Pero eso es desconocer que el pliego de acuerdo que esgrime el gobierno es sólo cosmético. Que el compromiso de créditos y becas no es más que mantener los altos niveles de endeudamiento y por tanto seguir empobreciendo a quienes no tiene la capacidad de cubrir los aranceles de sus estudios. Que hacer convivir el lucro con la educación, en esta política de mercado, seguirá siendo una competencia insana –no existe competencia sana si no se considera al otro como un igual- entre quienes no puedan elegir donde estudiar.

Sin información no hay opinión. Sin opinión no hay conflictos.


Por eso me atrevo a decir que la poca capacidad de concreción de los gobiernos en torno a la educación tiene como objetivo evidente mantener a la población sumida en la más absoluta ignorancia y desesperanza. No hemos madurado lo suficiente como sociedad para tener políticos serios y amparados en la voluntad cívica, por ende, muchos de quienes administran el poder y la mayoría de los que allí se encuentran, prefieren una sociedad dormida, sin capacidad crítica, para así poder satisfacer necesidades que se alejan de los deseos propios de una nación.
Qué mejor ecuación –para nuestros protervos dirigentes- que la siguiente: Sin educación no hay forma de razonar de manera crítica. Perdida esta capacidad no hay cómo enfrentar a un Estado indiferente a la realidad y al descontento social. Bajo este resultado se hace imposible generar los cambios que todos anhelamos con fuerza. Mejorar el sistema educativo y hacer de este país una tierra justa para todos, donde no existan estudiantes de primera y segunda clase. Donde cada joven pueda explorar todo su potencial sin el miedo a quedar sumido en la más absoluta pobreza en el afán de cumplir sus legítimas aspiraciones. Una educación que cumpla su objetivo basal de dirigir, guiar y encaminar las competencias y empeños de una generación que, mediante ese gran impulso, pueda cambiar definitivamente la desigualdad que nos vendió el mercado y sustituirla por una voluntad de integración. Es la conspiración democrática a la cual no debemos faltar.

4 comentarios:

  1. hola totalmente de acuerdo contigo, lastimosamente hay sociedades que dejamos de lado el verdadero valor de la educación, caso como el mio que supuestamente me hice acreedora de una beca por parte del gobierno de mi país y hoy he tenido que dejar mi carrera de periodismo para trabajar y tener con que pagarla yo misma. que lastima vivir en una sociedad donde el egoísmo de nuestros dirigentes prevalece a la indignació de la población, yo aun me pregunto, ¿como es que elegimos a esas personas?. saludos

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  2. Dices: "Argumente con cierto grado de lucidez", pero para mí será difícil hacerlo, toda vez que no conozco la realidad de Chile más allá de lo que los medios muestran, entonces, daré un comentario un tanto vago.

    Miguel, no puedo estar más de acuerdo con todo lo que acá dices, y es que, desde el momento en que los gobiernos ven en los estudiantes un enemigo público y no un ser generador de soluciones todo ha ido por el camino equivocado;y es que el anhelo loco de un poder perpetuo ha generado en los "líderes" de nuestro pueblo latinoamericano una venda que no los deja ver más allá de sus intereses, y cuando un dizque líder sólo piensa en sí ha dejado de ser un Líder y no se le puede pedir a un líder que escuche a sus jóvenes que sólo quieren equidad y un cambio en SU educación que en un futuro los hará ser mejores líderes y héroes de unaS patriaS sin memoria y sin educación.

    Un Saludo desde Medellín, Colombia
    Manuel José

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  3. Miguel, dices que "Argumente con cierto grado de lucidez...", pero para hacerlo sería necesario conocer a fondo la realidad de tú país, algo que para mí no es posible ya que lo que sé es lo que los medios dicen, entonces, poco sé.

    Pero si puedo comentar algo un poco general pero sin caer en la vaguedad. Desde el momento que los líderes de nuestros pueblos han visto en la educación un pequeño encubador de mentes peligrosas todo ha ido de mal en peor, porque no se puede pensar en un buen futuro cuando no hay un buen presente y no lo hay, precisamente porque la educación ha sido manejada con un negocio y una despreocupación tal que ya los mejores educadores no son los docentes sino la televisión y en algunos casos el Internet.
    Nuestros líderes (si aun tienen algo de eso...liderazgo), no escuchan a las juventudes porque todo lo toman como si fueran simples arrebatos rebeldes pero se equivocan porque va más allá, sus "arrebatos" no son más que gritos desesperados que quieres países más justos, equitativos...sencillamente los jóvenes queremos cambiar las sociedades y para generar cambio hay que educar.

    Un Saludo, desde Medellín, Colombia
    Manuel José

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  4. Jenna, gran punto ¿Cómo llegamos a elegir a estos mercaderes? La respuesta no se deja esperar y es la escencia de lo que escribo: Falta educación.

    Manuel José, que gusto que pases por acá, claro que aciertas en lucidez (una pretención un tanto odiosa) cuando adviertes la triste realidad, histórica por lo demás, de que los estudiantes son el 'enemigo público' de cualquier estado que sólo se preocupa de sí mismo. Espero que estas discusiones contribuyan a erradicar la abulia sobre el tema y que todos tomemos posición al respecto. Un Abrazo!

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a continuación expláyese y argumente con cierto grado de lucidez...