lunes, 26 de febrero de 2018

Sexo, mentiras y camarín: el caso Paula Navarro



Una de las grandes controversias del año 2017 dice relación con la fallida posibilidad de que una mujer asumiera la banca técnica de un equipo de fútbol profesional. Sí, en el país bicampeón de la copa América todavía esto es un tema delicado. Se ha vociferado, con algún nivel de acierto, la expresión básica del machismo como causante de que, al fin y al cabo, Paula Navarro, la intrusa, cuan gesto bíblico, quede relegada a ser solo la costilla de Jaime García, el nuevo y flamante estratega de Santiago Morning, el equipo autobusero.

Se insiste fundamentalmente en la tensión que genera el status de poder entre hombres y mujeres en un nicho históricamente masculino. Quiero ir más allá. Basado en los comentarios –desafortunados todos- de colegas y gente del rubro, quedan en evidencia dos situaciones alarmantes. Primero, la condición de no pertenencia o exclusión de los espacios femeninos y masculinos ampliamente analizada por los medios y segundo, la deconstrucción de la mujer como objeto de deseo.
¿Cómo justificar tales aprehensiones? Ante lo primero solo podemos pensar en las tradiciones y la historia, situación a todas luces insuficiente ya que, solo por mencionar algo, nuestro país cuenta con una de las 10 mejores porteras del mundo, Christiane Endler, titular inamovible del equipo de la primera división femenina del Paris Saint-Germain FC. y obviamente de nuestra selección nacional femenina. Sumemos a esto el actual vice campeonato de la copa Libertadores femenina en manos del plantel de Colocolo en una cerrada final ante el Audax Corinthians y apenas perdida por penales. ¿Más evidencia? María José Rojas delantera nacional y goleadora en el fútbol australiano o los dos fichajes chilenos en España, Francisca Lara y Sofía Hartard, ambas seleccionadas nacionales, solo por mencionar algunos talentos ampliamente respetados en el mundo donde el fútbol, al parecer, es algo más serio. ¿Quieren que siga? Bárbara Bastías arbitro FIFA desde 2006 y que el 2010 se convirtió en la primera mujer árbitro que codirigir un partido profesional. Además, y solo como dato a la causa, Paula Navarro, la entrometida, es Profesora de Educación física, cursó también psicología deportiva, es Entrenadora del INAF y Certificada FIFA, viajó a España a capacitarse y a la fecha lleva 13 años ligada al mismo club que la considera insuficiente, con excelentes resultados tanto en fútbol juvenil masculino como femenino. Pero al parecer no alcanza con tales méritos.
Lo más preocupante es la condición de ignorancia sobre la dominación y objetivación asociada a lo femenino, más allá de las garantías sociales que impiden al súper macho recibir órdenes de una mujer, la explicación que da Hernán Muñoz, arquero de Santiago Morning y cuasi dirigido por Paula es muy aclaratoria del caso: “que una mujer esté en un camarín masculino se sale de contexto, por la comodidad de los jugadores” ¿Podemos ser machos, es decir no ver transgredida nuestra virilidad, con una mujer en frente sin tener que vulnerarla? Al parecer no. Las charlas de camarín son de lenguaje soez y lugares comunes donde la mujer es un instrumento de jolgorio e hipersexualización, con ella in absentia la fantasía trabaja de manera eficiente ya que la reconstruye a placer pero ante su presencia, sobre todo como autoridad, se genera un escenario incómodo de tolerar ya que sin poder transgredirla La convierte en un displacer. Incluir a una mujer en una situación de desnudez masculina y relajo y no poder decirle cosas incómodas al parecer termina con toda la gracia de la jugada. Según Víctor Hugo Castañeda entrenador y ex jugador de la U –y actualmente sin club- “El Fútbol es una actividad demasiado ruda para que las mujeres lo practiquen” Interesante ya que el fútbol femenino, muy vigente hoy en día, se juega exactamente igual que el masculino y sin matices de fuerza. Por otra parte su similar, el “Peineta” Garcés insiste que debido a la mentalidad del ambiente futbolero “sería incómodo para los jugadores y para ella misma” ¿Tendrán ellas que pagar por las trancas de otros? Me parece a todas luces injusto.
En suma, la fallida contratación, que hubiera sido histórica por lo demás, no es solo la evidencia de lo poco que avanzamos sobre los conceptos de igualdad ya que en muchos casos ni siquiera es el tema central. Esta situación ilustra la escasa capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entender que los paradigmas cambiaron y que el talento no tiene género ni siquiera en un camarín de fútbol, lo demás son solo mentiras para salir del paso.

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