jueves, 9 de abril de 2009

Lenguaje periodístico (1)


Compendio de anomalías I Parte (espero sea la última)


Existen dos maneras de enfrentar los Medios de Comunicación de Masas. Como usuario, con toda la inocencia que esto permite y como profesional del área, con toda la complicidad casi delictiva que esta posición puede generar.

La diferencia no se articula como una división de clases, menos aún como una segmentación de mercado. La diferencia entre usuarios y 'especialistas' del área se pone de manifiesto en la capacidad de quien lee, escucha o ve un producto periodístico, para comprender de manera crítica el valor y el correcto uso del lenguaje aplicado.


Más allá de la influencia sobre la opinión -concepto que está lejos de ser desarrollado acá- existe una especie de confianza inocente del público para con los medios de no sospechar, si quiera dudar, de que el lenguaje utilizado sea el correcto.



Creo a mi pesar que ésta será la primera de una serie de entradas donde pondré de manifiesto, casi de forma pedagógica y no con menos humor y vergüenza ajena, algunos errores u omisiones que saturan la prensa y que son 'tragados' por la masa poco crítica sin malestar alguno.

Debo admitir que no soy ciertamente un purista del lenguaje, pero sí un conservador del entendimiento, un procurador de lo 'bien dicho', es la razón que me ha motivado, luego de confrontaciones viscerales con los Medios, a ilustrar las siguientes erratas.


Palabras de moda
Recomendación: sospechar al instante.

Regularmente la prensa educa a través de sus contenidos, ya sea por las ideas, ya sea por el lenguaje utilizado. Los medios intentan por todos lados entregar información oportuna y fidedigna de cada acontecimiento relevante -no lean ironía acá- del país. Sin embargo, ese afán de preciosismo y filigrana (padre Gatica para mi) a veces distorsiona un poco la realidad, o peor aún, lleva al usuario a generarla sin los elementos ni el tiempo necesario.

Entrando en materia:
Tres ejemplos hoy saltan a mi recuerdo y plenamente vigentes me obligan a tomar posición al respecto. No quiere decir que algo está bien o mal escrito -no soy Dios para eso-, prefiero decir que algo es más o menos razonable.

¿Piro...qué? ...¡Ah! ¡La nube de humo!

Dada la gran actividad volcánica en el sur de Chile muchos usuarios se vieron enfrentados de la noche a la mañana a términos científicos relativos a la vulcanología que, a su gran pesar, jamás fueron explicados detenidamente.
Hace años atrás, cuando el Volcán Lonquimay hizo erupción hablábamos de la nube de humo y de la lava incandescente. Hasta ahí todo bien. Pero hoy, frente a la erupción del Chaitén y del Llaima la prensa se regocija con el trabalenguas de Flujo Piroclástico, que no es más que la nube de humo -mejor dicho gases- de los volcanes anteriores.

Puede ser que hay más acceso a la tecnología, puede ser que los periodistas recurren a fuentes técnicas, pero en el famoso 'flujo' no hay ganancia directa para el entendimiento del usuario. Como decía Umberto Eco en su regla 5 sobre la manipulación de los medios "No decir nunca polenta cuando puede decirse pastel de maíz". Acá la noticia de la erupción es polenta pura.


Asaltos en el espacio
(Que la NASA no descubra nuestra carrera espacial)

Totalmente de moda son los famosos asaltos denominados alunizajes. Pero, en rigor -levemente estricto- ¿Son alunizajes?


Tesis 1: No. Porque un alunizaje es la llegada de un módulo espacial a la luna y en dicha imagen no hay relación alguna con los asaltos. Hasta ahora no recuerdo información de un asalto donde los antisociales utilizaran como 'modus operandi' el ingreso con un artefacto, ya sea módulo o vehículo, por el techo o parte superior de las tiendas, descendiendo del espacio. No es muy usual que digamos.

Tesis 2: No. Porque en Chile no es ampliamente utilizado el término 'luna' para designar a las vidrieras o vitrinas. Peor aún, 'luna' se le llama a los vidrios curvos como los parabrisas de los vehículos. En los escaparates nacionales no hay más que grandes vidrios planos que no asemejan a la luna ni en forma ni en ubicación. No aplica tampoco.


Se pudrió todo

Para el final me quedo con una palabra que no es española y que se utiliza con una ligereza infinita desde que alguien -nunca se encuentra al culpable- la puso en movimiento en la prensa.
La Funa.

Este caso además de patológico es revolucionario, porque desde el momento en que se comenzó a usar en la prensa, las 'funas' a distintos estamentos y personas se multiplicaron por mil. Algo así como tener una palabra nueva y comenzar a actuar de acuerdo a lo que creemos que es.

Del mapudungun, funa quiere decir podrido. El término apareció por allá por los ochenta cuando grupos de derechos humanos alertaban a la población 'in situ' de que en el lugar donde vivían había un asesino o un criminal. Es decir, lo dejaban 'podrido' para que el resto se enterara de sus delitos y por ende fuese enjuiciado socialmente. También se funaron financieras e instituciones con el objetivo de que la población no confiara más en ellas.

En la actualidad, para muestra el caso de colusión de las empresas farmacéuticas, la mentada palabra se instaló nuevamente y con un uso desmedido.

Lamentablemente la gente común ve en la funa sinónimo de protesta y piedrazos. Poco queda del afán ejemplificador del que alguna vez gozó. La funa perdió su razón de ser y hoy es una invitación a quejarse de manera violenta.

No muy alentador es la atenuación que logra en los medios, ya que habiendo tanta funa no se realiza el acto de acusación y lapidación social de manera efectiva. Miles de agrupaciones citan a sus fieles a 'funar' ésto o lo otro y se diluye el llamado de atención en una suma de pequeños motines cuasi carcelarios.


El lenguaje es vasto y exquisito. No hay necesidad de recurrir a imágenes forzadas, menos para metáforas y comparaciones ya que hay elementos para construirlas fuera de toda moda o mal interpretación.

El periodismo a veces peca de altanería en su relación con la literatura. Pero, salvadas ciertas formas estéticas, la mayoría de las veces tiene como misión primaria informar de manera veraz y objetiva. Si la literatura entorpece esto, quiere decir que no estamos haciendo buen periodismo o que tenemos una narrativa algo gratuita. Por suerte el formato 'blog' permite lo último y como es opinión no aplica el rigor de la nota informativa o el reportaje.


Queda a criterio de ustedes funar al autor de este escrito, así como alunizar en su hogar y derretirlo bajo el flujo piroclástico de la opinión crítica.

2 comentarios:

  1. Bueno lo de cierto grado de lucidez... ¡¡Sí, claro!!, pero no demasida...

    En serio, muchas gracias Marcelo, por hacerte seguidor de mi blog, me ha echo ilusión haberte visto como seguidor.

    Saludos de Manolo.

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  2. Sargento, hace poco me estoy re-enchufando al mundo del Blog. Lo cierto es que siempre me ha gustado esto de poder expresarse en la web.

    Con respecto a la "entrada", el garabato ya está arraigado en nuestro lenguaje, si te fijas uno no puede hablar nada sin meterle entre medio un garabato, aunque hay garabatos y garabatos, unos que hacen la frase graciosa y los ofensivos, como bien lo comentaste.
    En lo personal yo soy bien xuxeta, pero ubicada, o sea, si la ocasión lo amerita me pongo "grosera" XD

    http://izzyclarke.wordpress.com

    Besos

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a continuación expláyese y argumente con cierto grado de lucidez...